Analizar el fenómeno psicológico de la conciencia laxa (flexible)
es fundamental para comprender el mecanismo en que los corruptos corrompen. Alguien
con consciencia laxa es una persona que
está dispuesta a hacer cosas a sabiendas de las consecuencias negativas que tendrán
pero que minimiza ya que considera necesario actuar de esa manera para
conseguir lo que quiere y en consecuencia asume una actitud perversa para
contrarrestar las críticas o como se dice comúnmente “el ladrón juzga por sí”.
Un ejemplo ideal para graficar la situación podría ser
comparar al corrupto de conciencia laxa con un leproso en estado terminal que
tiene una dermis completamente mutilada e insensibilizada que podría derramársele
agua hervida y aunque se note los efectos de las quemaduras no siente dolor
alguno.
Caso contrario una persona
de consciencia moral (inflexible) no cede y se mantiene en sus principios como
por ejemplo el padre Aldo Trento, la madre Teresa, etc.
Por lo tanto podríamos concluir
en que la sensibilidad que mostraría un gobierno corrupto hacia los pobres e
indefensos seria inversamente proporcional al nivel de la codicia que tengan.