lunes, 19 de octubre de 2015

La ciencia del asco y nuestras decisiones.





Una vez me toco conocer en un evento TED en Buenos Aires al psicólogo del “Asco” de la Cornell University de Nueva York, David Pizarro, quien presento una muy interesante tesis “La extraña política del asco”  donde demuestra la correlación entre la sensibilidad a las cosas asquerosas  y nuestras decisiones cotidianas.

Sin el asco nuestra especie humana no hubiera sobrevivido ya que tenemos instintos tan débiles para detectar alimentos venenosos y expulsarlos rápidamente a diferencia de otros animales que tan solo con el olfato les basta para repudiar y  evitar la ingestión.

Eso sí, el nivel de tolerancia varia en el humano según el ambiente en que se desarrolla, esto también se aplica en otras especies y es el TABÚ que tenemos que analizar. No va a ser el mismo nivel de tolerancia de aquel joven que se crió en el bañado sur con apenas dos dólares al día y  un universitario que reside en un barrio residencial. Dato a tener en cuenta para hacer un análisis macro a nivel sociedad en general y no solo sectorialmente.

En Paraguay nos criamos en un vertedero de corrupción y fuimos pocos los privilegiados en acceder a cierto nivel  de formación académica para tener olfato contra la corrupción. Por lo tanto otra forma de formularme la pregunta sería ¿qué da más asco, la fruta podrida o el vomito? Por lo que respondo, la impunidad.


Toda organización es susceptible, puede caer ante la corrupción, desde la iglesia, el estado, ONGs, la FIFA, etc. pero lo aberrante para mi seria que dicha estructura no posea la capacidad para expulsar lo contaminado.

Obs: La foto es de David Vetter,el niño alérgico que debia estar aislado del medio ambiente casi en su totalidad.

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