Thomas Carlyle definió a la democracia como “el caos provisto
de urnas electorales”. Lastimosamente las elecciones “dedocraticas” en nuestro país
no refutan al gran Carlyle, aunque la sociedad está en condiciones de lograrlo.
El perfil ideal tendría que
ser el de una persona que demuestre ser un autentico servidor público.
Personalmente creo que debe ser un sabio, no un genio, eso sería demasiado pedir.
Y creo firmemente que vendrá del sector de las minorías sociales como
vaticinaba el mismo Stuart Mill.
Para que haya
enriquecimiento económico sostenible necesariamente debe haber enriquecimiento cultural.
Dicho lo cual, para vencer a este Goliat las mayorías no debemos subestimar el
potencial de las minorías.
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