Respeto mucho la decisión de Benedicto. En todo su pontificado,
que aun no ha terminado, hasta la elección de su sucesor, demostró bastante
poder de análisis, humildad y
mansedumbre, almenos así lo veo yo. Estoy además seguro que si no se “gano” el
afecto y la admiración de muchos católicos como su antecesor Juan Pablo II
sencillamente fue porque su carisma es más bien intelectual y erudito antes
que pasional y emocional como el de Juan Pablo II.
Fuentes fidedignas afirman que se le ha diagnosticado Leucemia,
esta terrible enfermedad podría estar de tras de esta decisión tan controversial.
Cuando asumió el cargo en 2005, entiéndase que el papado es una función no una ordenación,
el afirmaba en rueda de prensa que si una enfermedad le dificultase cumplir con
su labor, simplemente abdicaría y bien aquí estamos observando una vez mas que
se trata de un hombre de palabras y obras, siempre lo fue. Solo que ahora se
retirara a un monasterio bávaro a vivir en el anonimato sus últimos años de vida
Dicho lo anterior, se cumple: En tu palabra echaré las redes.
(Lc 5,1-11).
Salve Regina, Mater
misericordiae
Vita, dulcedo et spes
nostra, Salve.
Ad te clamamus,
exsules filii Hevae
Ad te suspiramus,
gementes et flentes
In ac lacrimarum
valle.
Eia, ergo, advocata
nostra
illos tuos
misericordes oculos ad nos converte;
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui
nobis post hoc exilium, ostende.
O clemens, O pia, O
dulcis Virgo María.
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