viernes, 15 de febrero de 2013

LA PROPAGANDA Y LAS DECISIONES.




Hoy voy a referir este post para explicar el por qué la prensa trata desmesuradamente de informar sobre hechos como el meteorito y  la tragedia de Oscar Pistorius y su novia.

La propaganda tal y cual la conocemos tiene una base científica, más que nada psicoanalítica.Eduard Bernays fue un sobrino de Sigmund Freud radicado en los EE UU a principios del siglo  XX y elaboro un enmarañado plan para diseñar y estructurar lo que más tarde conoceríamos como Marketing, utilizando las teorías de su tío y así demostró una tremenda capacidad para “vender la idea” .

Su primer gran triunfo fue el hacer que las mujeres fumen, logrando un tremendo éxito que los directivos de la Chesterfield Company supieron retribuir. Fue además el creador de académicos como Peter Druker y Philip Kotler, entre otros ya que el prefirió permanecer en el anonimato.

Lo primero en su teoría es organizar el caos ¿y si no hay caos? Para eso está la prensa!!
 Aquí  en sus propias palabras..


CUANTO MAYOR    es el grado de civilización alcanzado
por una sociedad, más claramente percibe
ésta la extraordinaria complejidad de la vida. La
libertad y el conocimiento nos enfrentan a una
intolerable cantidad de decisiones y de interrogantes
que nos paralizan.

Creo que internet, y la tecnología en general,
están provocando de nuevo en la mayoría de nosotros
esa angustia frente a lo que no es asumible,
desbordando los mecanismos que nos habíamos
construido para sentir que comprendíamos nuestra
vida y nuestro entorno. Por eso se hace imprescindible
simplificar. Esa es quizá la razón que
explicaría el enorme éxito del cristianismo, y de
las religiones monoteístas. Frente al desbarajuste
caótico de lo que hoy conocemos como mitología
grecorromana, y el intrincado entramado de leyes
de la religión judía, Jesús predicó un solo Dios y
un único precepto. Me imagino que algo así alivió
a mucha gente.

Edward Bernays, en este extraordinario libro.



La  conclusión es simple pero difícil, se trata de simplificar las cosas, aunque tendamos a complicarlas por naturaleza.

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